He aquí donde la noche, fue cayendo
Pegajosamente entre los muslos de la tarde.
Fue invitando a lapsos sugestivos, voluptuosos.
Más que simples escrutinios.
Un adivinarse en la distancia siempre tan intrincada.
Un querer permanecer inexplicablemente.
Tropezamos,
Especulamos aquello que no pudimos tocar.
Sí, culpable tú.
Culpable también yo.

3 comments:
Supongo que echarse culpas luego de tropiezos es mera pérdida de tiempo, ¿no?
Los tropiezos no siempre son malos, a veces son zarandean, nos hacen reaccionar.Es bueno tropezar con cosas realmente sorprendentes.Voilá!!
Hermoso!
Publicar un comentario