Se comprimen en mi cabeza los pensamientos,
Van brotándoles alas, ojos, narices espléndidas.
Lo siento ahora, porque ya no siento.
Ya no desgarran colmillos ajenos mi propia piel.
Ya no siento y apaciguada el alma agradece.
Ahora quiero ser libada por aguzados picos,
Estremecerme con las pestañas que me descubran al amanecer.

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