“Cielo”

Author: Lennia /


Las palmas de las manos están abiertas, los brazos extendidos.
Sobre el cuello levemente inclinado hacia atrás cuelga la cabeza, liviana,
Vacía, ajena a todo y todos.
El pecho henchido de aire nuevo.
¿Es el cielo?
Es simplemente el empezar de nuevo.

“Aquello de color púrpura”

Author: Lennia /


Se comprimen en mi cabeza los pensamientos,
Van brotándoles alas, ojos, narices espléndidas.
Lo siento ahora, porque ya no siento.
Ya no desgarran colmillos ajenos mi propia piel.
Ya no siento y apaciguada el alma agradece.
Ahora quiero ser libada por aguzados picos,
Estremecerme con las pestañas que me descubran al amanecer.

“Recetario"

Author: Lennia /


A veces soñamos con que cada dolencia,
Cada exceso tendrá un diagnóstico específico.
Anhelamos que cada muerte infra-cerebral
Tenga una explicación valedera.
Algunos días de hematomas espirituales,
De sutura interna,
Queremos simplemente tragar la píldora
Que nos aliviará la inflamación del corazón.
Más he aquí donde se complica la actividad anestésica.
Cada caso es un caso, inevitablemente.
Si significase apenas dejar que cada amputación del querer
Fuese solo una incubación más,
Un virus cumpliendo su función
Dentro de nuestro inmune-disgusto.
Si así lo fuera,
Bienvenida serían toda y cada una de las drogas que ingerimos a la larga,
Dentro de este tratamiento homeopático  que  podríamos  llamar “vivir”.
Adicciones irremediables que fuimos creando
Con el correr de los años azules.
Cosas que fuimos condicionándonos a necesitar (bien lo sabe nuestro ego)
Y si alguna vez creímos estar libres de toda receta,
Fue  por nuestro delirio quiropráctico, sin dudas.
Porque humildemente necesitamos tener noción
De cuán enfermos permanecemos
(Sin saberlo acaso) en lo que nos resta de nuestras vidas de pasantes.

“Estampidos en la madrugada”

Author: Lennia /

Confesamos tantas cosas así, tan intimas,

tan desajustadas a la realidad que el mundo que dejamos morir

se volvió solo un bosquejo.

(De mis ojos empañados arranqué con los dedos una máscara inexistente.

Reí contigo, como ríen los desequilibrados, como lo hacen los borrachos.

Te imaginé de tantas formas

y con tantos otros rostros que te confundiría con cualquiera.)

Podría ser una de esas madrugadas que uno tira por el balcón

para verla caer suavemente al jardín, pero no, esta fue distinta.

Y tú en ese entonces eras solo un atado de palabras,

versos crudos que se cocinaban con las repulsiones del alma.

Eso eras entonces.

No me imaginaba como sería sorber tu savia enloquecedora,

no sabía aun cuan adictiva podría ser

la necesidad esta de contenerte imaginariamente.

Allí estabas, abeja de muchos panales,

zumbando cerca de mi oído con tus dulces caprichos.

Ahora es tarde, no sé si tu aurora llegará antes de la mía,

pero de todos modos te aguardo,

Infinitamente paciente, para regar mis raíces con tu risa.

“Medular”

Author: Lennia /

He aquí donde la noche, fue cayendo

Pegajosamente entre los muslos de la tarde.

Fue invitando a lapsos sugestivos, voluptuosos.

Más que simples escrutinios.

Un adivinarse en la distancia siempre tan intrincada.

Un querer permanecer inexplicablemente.

Tropezamos,

Especulamos aquello que no pudimos tocar.

Sí, culpable tú.

Culpable también yo.

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Ayer.

 Te creció el musgo. Arrimaste ojeras. Te dolió el mundo. Y plantaste bandera.