Es madrugada y la mañana va asomándose,
achatando su nariz contra los cristales sucios.
Yo río, se llena el pulmón de esas pequeñas partículas de lucidez
que a esas horas aún pululan en el aire.
Sobre mis hombros el cansancio de la noche ha hecho estragos,
la sobriedad me instiga, me da pequeñas puntadas cual invisible silicio.
Una vez más he atravesado la noche de guirnaldas ficticias,
Donde las fragancias caras disimulan
la miserable angustia de la soledad.
Miro el antro vacío donde la gran farsa fue montada.
Y me reconforta…
Una vez más he atravesado la noche.
¡Que venga el día heraldo del sol!
No le temo, iré en busca de Morfeo
para entregarle mis mortales huesos.
