No éramos nosotros, eran cuerpos prestados, sonrisas prestadas.
No éramos nosotros, había árboles nocturnos y estrellas que lloraban en el lejano cielo.
Canciones y gestos quedaron allí dibujados en un cemento duro.
Las copas rotas, pero bien lo recuerdo, no éramos nosotros…
Eran los entes que vinieron a apoderarse de nosotros,
Eran los vaciadores de ansias que jugaban a ser humanos.
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