Me he acostumbrado a las madrugadas arrugadas donde ; ya ni te fumo ni me duermes.
Vacío los pechos, no cumplen fortunas.
No río los besos ni tiemblo cobijas.
El perfume flota tal espectro chocando contra atrapa- sueños mohosos.
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Una lechuza a lo lejos dormita, La noche se llega,fiel compañera. Un lejano aullido deja el aire aun más frío. Vigilando como siempre están...
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Siento que tanta belleza no es adecuada, Manos de anocheceres de agosto perfumadas. Nos reímos en la siesta, donde no hay luciérnagas ni ...
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