Dejo
que se filtren por los poros los recuerdos.
Como
cuando crecen los yuyos en Verano.
Te
he querido, criatura amorfa.
Arañando
paredes, te he querido, más que a ningún otro ser.
Si
alguna vez la desesperación tuvo otro nombre, doy por seguro que era
el tuyo.
Pero
a donde llegué no puedes estar, no más.
El
eclipse, te pertenece.
El
oscuro nubarrón.
Ya
no más sujetarte en sueños.
Vé
por los prados, curte-te el alma de cimbro y regaliz.
No
más aquí quien por ti matará.