Que el cráter en la orilla de mi pecho no te pertenece.
Que toda esta agua estancada en mis ojos un día correrá.
Que cuando miras entre los hombros buscas mi espalda.
Que cuando son ásperas tus palabras a ti te corroen más.
Que no seguiremos negligentemente con “esto”
Que el “esto” está demasiado denigrado
como para que sea buena cosa.
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