Una vez más el destello de tu mirada oblicua obnubiló la mía,
Entre la muchedumbre apelmazada reconocí de inmediato el fragor de tu cuerpo leve.
(El modo aquel de torcer la sonrisa.)
Desde los confines del alma
Todo llega a borbotones, Se aglomeran en la mente. Vomitivo, me.dijiste una vez. Yo dije, que sea.