Un canto lastimero sofocado en el diafragma a veces salta,
como un hipo, sale de forma inesperada
Y quien lo oye se entristece.
Desde los confines del alma
Un canto lastimero sofocado en el diafragma a veces salta,
como un hipo, sale de forma inesperada
Y quien lo oye se entristece.
Luz que todo lo alcanza.
Luz que preña la mañana.
Luz, atravesando las hojas, salpicando los vitrales.
Hora de sonreír con los ojos a la matutina escena.
Hay luz por todos los lados.
Luz que ilumina el alma y nos hace bien.
Los días pasaban como pasaban lechosas
Y aturdidoras las caras anónimas.
Las noches eran brillantes con fosforescentes sonrisas
Y luminosos ojos nuevos.
Ella solo allí, arraigada a aquella eterna espera
Como una foca en el atolón.
Invierno, tan frío que congela los labios.
Ganas de acurrucarse, las mantas un abrigo seguro.
El licor tibio me recuerda tus besos
Esos que nunca he de arrepentirme.
Todo tiene ganas de sonar en mis adentros.
Todo es musical.
Cuando se trata de lo que en mí
Tú despiertas.
Abro los ojos y te veo.
Escucho tu melódica risa.
Yo sueno con ella.
Del porqué que los árboles sangran en soledad.
(Cuando toqué el alma malograda el corazón consintió.)
¿Quién me dará una explicación?
Si alma mía, fuiste abnegada y sincera,
¿Por qué te maculan las promesas que otrora fueron hechas?
No quiero padecer el mal que afecta los duplos entendidos.
Me excomulgaré de esa doctrina que aliena,
Dejaré que sus hiedras tapicen otras murallas.
No estoy lista para odiar.
Podría pensar que nunca lo estaré.
La tristeza de los que no odian es siempre más larga,
Ella es absoluta.
Si tus finas manos supieran jugarse damas chinas con el pasado,
Si tu sonrisa no escondiera tantos llantos morados,
Si en vez de guerras sanguinarias tu ego pudiera dar paz a tu espíritu atormentado.
Si pudieras solo un día de esos banales,
Respirar el perfume que guarda la fuente de los sueños.
Y arrancarte de un tirón esa telaraña de tristeza que cubre tu rostro huraño.
Tu mundo podría volver a retener el calor que perdió con los años.
¿Quién diría que tu áspero aliento llegó hasta mí un día de sinrazones?
No, ¿Para qué recordarlo?
Soy ciprés mal logrado creciendo en valle estéril.
Tú camaleón bien orientado, siguiendo la ruta oeste.
Pensándote…
Pensándote…
Pasan ráfagas de emociones táctiles.
Pasa el jadeo intenso de una noche de distancias.
Pasa el tibio y liquido recuerdo.
Todo en un caleidoscopio vertiginoso.
Pensándote…se pasa el tiempo.
Adiviné tu rostro palideciendo.
Imaginé tu cuerpo cediendo.
Me figuré tu gozo.
Tu ego satisfecho.
Han pasado demasiados recursos amorosos desde la ultima vez que inundaste la habitación con tu risa estrepitosa. El deshojarse de calendario...